Los entrenadores de
baloncesto queremos controlar absolutamente todos y cada uno de los detalles
que suceden en la pista. Como dije la semana pasada, algunos de ellos se nos
escapan de las manos. Ya puede ser porque no los vemos o porque si los vemos no
sabemos transmitirlos a los jugadores o
los jugadores no saben interpretarlo. Con este precedente parece que la pizarra
debería ser una arma importante para ello, pero con los años me he dado cuenta
de que no lo es tanto.
Los entrenadores con
nuestros ataques de entrenador tendemos a coartar la creatividad de los
jugadores(sea poca o mucha). Así lo presencié por ejemplo el pasado fin de
semana en dos sitios muy diferentes.
El primero en un partido
de baloncesto base de la isla donde el entrenador de un equipo que perdía por
40 puntos usaba la pizarra para explicar no se qué a sus jugadores, que por
cierto, eran incapaces de dar dos botes o dos pases seguidos y por supuesto
muchas dificultades para llegar al aro. Tuvo un “ataque de entrenador” ¿Qué
podía aportarles a los chicos lo que pintase en esa pizarra en ese momento? Esos
chicos necesitaban a alguien que alentara a seguir trabajando, luchando en la
pista por cada balón y no un dibujo. El resultado de los partidos de baloncesto
base debería ser la consecuencia del trabajo realizado y no el objetivo
especialmente.
Otro ejemplo fue en el
Unicaja-Laborala Kutxa. Un gran partido de dos grandes equipos y entrenados por
dos entrenadores TOP como son Plaza y
Perasovic, para mi de los mejores de Europa.
Los dos, también adictos a la pizarra
(Plaza con la suya tuneada para colaborar en la lucha contra el cáncer de mama)
en un partido que se decidió por las genialidades de Mike James i Jaka Blazic
en el último cuarto y donde la pizarra tuvo poco valor.
Esta semana empieza la
NBA, una liga donde los protagonistas son los jugadores, las estrellas, y los
entrenadores ayudantes son los que manejan más las pizarras. Os recomiendo ver
y oir alguno de los tiempos muertos de Gregg Popovich especialmente y de algún
otro de sus colegas como George Karl. Los conceptos y las emociones son casi
siempre lo más importante, la pizarra a veces actriz secundaria, incluso una
mera espectadora. Aquí tenéis una maravillosa imagen claro ejemplo de ello.
El maestro Boza Maljkovic, nunca utilizaba la
pizarra. En una entrevista lo explicaba perfectamente: “la pizarra la tengo en
el sofá y la utilizo cuando veo algo en los partidos de TV o también para los
entrenamientos, en los partidos si digo una jugada y un jugador no la sabe o no
la tiene clara, simplemente no puede estar en la cancha”.